martes, 6 de noviembre de 2007

Fw: Ideas de un cro. de Lista Marrón sobre nuestros pibes y su lugar en la nueva ley de educación

Informa Lista Marrón

 

Queremos reproducir la carta del compañero ante la constante estigmatización de la que son víctimas tantos de nuestros pibes en una de las tantas escuelas públicas...

De cara a la concreta implementación de la Nueva Ley de Educación en las prácticas docentes, creemos muy necesario enfrentar un duro debate sobre la mirada de muchos docentes hacia nuestros alumnos. No creemos que se trate de defender a la Escuela Pública sólo por su financiamiento estatal, es fundamentalmente la escuela del pueblo y para el pueblo, y somos los docentes como educadores populares quienes acompañamos a nuestros pibes en el aprendizaje y nunca desde un supuesto pedestal de seres superiores.


A la comunidad educativa de la EPB Nº24:


Por primera vez, en el tiempo que llevo trabajando en esta escuela, me veo en la obligación de responder por los alumnos a mi cargo, los chicos de 6º C.
Estos alumnos no son santos, ni ángeles, lo sé mejor que nadie, son chicos de entre 11 y 15 años.
Habitualmente, durante el transcurso de una tarde de clase, reciben indicaciones permanentes de los adultos, casi todas cohercitivas y limitantes de la necesidad natural de jugar y desbordar energía, propias de esta edad.
Estos chicos además, como todos los que trabajamos en esta escuela sabemos, tienen innumerables problemas sociales, derivados de las condiciones socioeconómicas que sufren sus familias, agravadas éstas por el abandono que hace el Estado de sus funciones elementales.
Inmersos en esa realidad, llenos de ella, llegan a esta escuela para aprender.
Contrariamente a lo que muchos suponen, estos alumnos aprenden, y mucho. Aprenden los contenidos que nosotros decidimos que deben aprender, algunos con mayores dificultades que otros. Aprenden de horarios: de recreo, de clase, de comedor.
Y aprenden también lo que ven, aunque no se lo querramos mostrar. Aprenden que sus docentes (todos) no son perfectos, que tienen errores, que se cansan, que a veces gritan, que se emocionan, que se enojan.
Pero aprenden también que hay injusticias, que se los acuse sin pruebas de hechos que no se sabe quien cometió, pero de los que son "per se" sospechosos.
Reproducimos en esto a la sociedad que ya los margina por ser pobres, por vivir en la periferia, por ser provincianos, por ser "negritos", por tener "esa cara de...", presumiblemente violentos, drogadictos y ladrones; y toda una serie de prejuicios que la cultura dominante (TV y radio mediante) impone sobre una realidad diversa y negada.
Los alumnos vienen con esta mochila en la espalda, no sólo con su carpeta, el cuaderno, o las lapiceras que no tienen.
Debemos aprender a convivir con ellos, dejar de verlos como fugitivos de la justicia, o rebeldes esperando el momento de cometer maldades.
Estos chicos de 6º C antes estuvieron en 1º, 2º, 3º, 4º y 5º, ¿ qué aprendieron en esos años ? ¿ Qué Proyecto Educativo Institucional se fijó en sus necesidades y en las de la comunidad de donde vienen? ¿Qué escuela contenedora recibieron?
Los alumnos de 6º C no son santos ni ángeles, lo sé mejor que nadie. Son chicos, algunos ya adolescentes. Y están hambrientos de ternura.
¿Hasta cuándo los vamos a acusar y condenar por los errores de los adultos?
 
       Martín Veloso
        MG 6º C

 

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